En una conversación con el presidente de una asociación de comerciantes, surgió el concepto de “local maldito”: aquel local en el que, independientemente del negocio que se instale, todos los que pasan por delante habitualmente van contando el tiempo que tardarán en cerrarlo. Todos conocemos en nuestro barrio o ciudad un “local maldito” que cumple estas condiciones. Este concepto puede extrapolarse a la acera al completo, hablando de “aceras malditas”: normalmente se ubican en avenidas comerciales importantes, siendo el lado más sombrío de las mismas (los transeúntes prefieren pasear por el lado en el que da el sol). En estas aceras se ubican normalmente negocios en los que el cliente se ve “obligado” a ir: bancos, farmacias, asesorías, etc. (en estos negocios no surge la compra espontánea).
En la mencionada conversación, el presidente de la asociación de comerciantes me explicaba que para abrir su segundo negocio (proceso de expansión) identificó un local donde instalarse y pasó una semana en la acera de enfrente analizando las personas que pasaban por delante del local objetivo, identificando si había suficiente tráfico, si eran el tipo de cliente que buscaba, etc. Una vez convencido, procedió a abrir su segundo negocio.
Existen muchas similitudes entre Internet y los “locales malditos”. De hecho, el punto de partida de cualquier página web (personal, negocio, blog, etc.) es un “local maldito”. La ventaja de Internet radica en la posibilidad de convertir este “local maldito” o nueva web en un “local” con gran tráfico de clientes objetivo. Pero, ¿cómo es posible? La solución estriba en una estrategia de marketing online correcta. Ya llevamos unos cuantos años acompañados de Internet, de las redes sociales y con herramientas de análisis (tráfico, palabras clave, etc.), años en los que el sistema ha ido evolucionando y parece que el escenario en el que nos movemos ya va cobrando sentido y una cierta estabilidad para su análisis.
¿Y qué aspectos hay que considerar para dejar de ser un local maldito?
El diseño de la web (estructura), los enlaces a otras webs que sean un referente en la temática en la que nos movemos (citar fuentes con autoridad), la comunicación en redes sociales (diálogo con clientes potenciales y actuales), el análisis del tráfico recibido (orígenes, para futuras campañas y adaptaciones culturales), el posicionamiento natural en buscadores (aporte de valor al cliente y comprensión de los motores de búsqueda) y el posicionamiento pagado (campañas pagadas con palabras clave seleccionadas correctamente, para una mayor eficiencia de la inversión), son las líneas de actuación estratégicas para convertir nuestra web en un “local” transitado por clientes de alto valor.
Como usuarios de Internet, cuando necesitamos información sobre un tema buscamos en Google (en España es el buscador más utilizado) y este buscador nos muestra a los que considera que son los que más información de calidad pueden aportarnos. A su vez, consultamos a aquellos que nos explican correctamente lo que estamos tratando de conocer, obviando a aquellas webs que únicamente quieren vendernos producto/servicio. Si esto nos ocurre como usuario, no va a ser diferente cuando afrontemos el rol de empresa: si no aportamos valor, seremos “esquivados” por los navegantes, pues no tendremos ninguna reputación o autoridad en el tema y, consecuentemente, ninguna atracción.
¿Por qué motivo un local físico puede ser “maldito”?
En un negocio ubicado en un local físico, los motivos que lo convierten en “maldito” pueden deberse a rentas imposibles de mantener, tráfico inadecuado de clientes en cantidad o calidad, sectores o modelos de negocio claramente en crisis en determinadas poblaciones, comunidades de vecinos que establecen muchas limitaciones, etc.
En un negocio ubicado en internet, el “acondicionamiento” del local (la página web) es relativamente económico, el alquiler (dominio y alojamiento) es muy económico, no hay comunidades de vecinos o ayuntamientos limitantes, pero, sin embargo, con estas claras ventajas, son muchos los que desisten de internet porque “no se mueve” nada de negocio por ahí. Ya que los dos primeros aspectos (implican costes) están controlados, es necesario esforzarse y aportar recursos (no consumidos en el mantenimiento del “local”) para generar valor que se traduzca en tráfico de clientes.
De nosotros depende que nuestra web siga siendo un “local maldito” o se convierta en un “local” transitado por clientes objetivo.
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